CFDs de bolsa: ¿qué son y cómo funcionan?

Las inversiones se adaptan a distintos perfiles, estrategias e instrumentos. Uno de los más utilizados, especialmente en el corto plazo, es el CFD o contrato por diferencia. Aunque su operativa parezca compleja al principio, es muy útil, ya que aporta versatilidad a las carteras. Por eso, en este artículo te explicamos con detalle qué son los CFDs, cómo se utilizan en bolsa, qué tipos existen y cuáles son sus ventajas e inconvenientes. Es más, veremos casos prácticos para comprender mejor cómo funciona este producto derivado.
¿Qué es un CFD o contrato por diferencia?
Para empezar, un CFD (del inglés Contract for Difference) es un instrumento financiero derivado con el que especular sobre los cambios de precio de un activo sin tenerlo físicamente. Es decir, al operar con CFDs, no compras ni vendes directamente acciones, índices bursátiles, materias primas o divisas. En su lugar, estableces un acuerdo con un bróker para intercambiar la diferencia de precio entre el momento en que abres la operación y el momento en que la cierras.
Si el precio del activo subyacente aumenta y has comprado un CFD (posición larga), obtendrás una ganancia. Si el precio baja, sufrirás una pérdida. Por el contrario, si has vendido un CFD (posición corta) y el precio cae, generarás un beneficio al recomprarlo a un precio más bajo; si sube, tendrás pérdidas. Todo esto ocurre sin que llegues a ser propietario del activo real, ya que solo negocias sobre su variación de precio. En otras palabras, si compras un CFD sobre una acción del IBEX 35 y esta sube, obtendrás un beneficio. Si baja, registrarás una pérdida. Todo ello sin llegar a ser propietario de la acción en sí y sin las ventajas de ser accionista como votar en una junta o cobrar un dividendo.
Así mismo, las características más propias de un CFD son:
- Es un producto derivado. O sea, que su valor depende del activo subyacente.
- Permite operar al alza (posición larga) o a la baja (posición corta).
- Se negocia con apalancamiento. Es decir, puedes abrir posiciones con solo una fracción del capital necesario para comprar el activo directamente en el mercado. Por ejemplo, si un bróker ofrece un apalancamiento de 1:10, esto implica que por cada 1 € que aportes, el bróker te permitirá operar como si tuvieras 10 €.
- El beneficio o pérdida se calcula en función de la diferencia de precio entre la entrada y la salida de la operación.
En cualquier caso, el CFD en bolsa tiene ciertas peculiaridades. De hecho, es importante conocerlas y tenerlas en cuenta a la hora de plantearte cómo invertir en bolsa y comprar acciones.
¿Cómo se usa un CFD en bolsa?
En cuanto a su uso, los CFDs en bolsa tienen principalmente fines especulativos. Son populares entre los traders que quieren rentabilizar las fluctuaciones de precio a corto o medio plazo. Su funcionamiento es ágil y da la posibilidad de operar en varios mercados desde una misma plataforma.
Por tanto, si quieres operar con CFDs, estos son los pasos a seguir:
- Elige el activo subyacente: por ejemplo, una acción, un índice, una materia prima o un par de divisas.
- Valora la dirección del mercado:
- Si crees que el activo va a subir, abre una posición larga (compra).
- Si piensas que bajará, abre una posición corta (venta).
- Establece el apalancamiento: con el apalancamiento solo necesitas una parte del capital para abrir una posición mayor, pero también incrementa el riesgo, ya que las pérdidas pueden superar la cantidad invertida inicialmente. Es fundamental gestionar el riesgo con herramientas como stop-loss y no operar con más apalancamiento del que puedas asumir.
- Cierra la posición: cuando cierras la operación, se calcula la diferencia entre el precio de entrada y el de salida. Esa diferencia es tu ganancia o pérdida.
Ejemplo de CFD en bolsa
Imagina que el precio de una acción de Telefónica es de 4 €. Abres una posición larga con 1.000 CFDs (equivalente a 1.000 acciones). Si la acción sube a 4,50 € y cierras la operación:
- Diferencia de precio: 0,50 €.
- Beneficio bruto: 0,50 € x 1.000 = 500 €.
Por lo tanto, no has comprado las acciones, pero has obtenido una rentabilidad sobre el movimiento del precio. Eso sí, tendrás que descontar comisiones, spreads e intereses por apalancamiento.
Tipos de CFDs
Como venimos diciendo, los CFDs te abren la puerta a operar sobre una amplia variedad de activos. Así mismo, los principales tipos que puedes encontrar en las plataformas de trading son:
- CFDs sobre acciones: replican el precio de empresas cotizadas como Repsol, Iberdrola o Apple.
- CFDs sobre índices bursátiles: sirven para especular sobre índices como el IBEX 35, el S&P 500 o el DAX alemán.
- CFDs sobre divisas (forex): permiten operar pares como EUR/USD o GBP/JPY.
- CFDs sobre materias primas: oro, petróleo, gas natural, café…
- CFDs sobre criptomonedas: replican el precio de monedas digitales como Bitcoin o Ethereum.
- CFDs sobre ETFs: fondos cotizados que replican índices, sectores o temáticas concretas.
- CFDs sobre bonos o tipos de interés: menos comunes entre inversores minoristas, pero disponibles en varias plataformas.
En todo caso, antes de invertir en ellos, piensa que la disponibilidad de estos productos dependerá de la entidad financiera y su regulación. Si estás empezando, utiliza un simulador de CFD para operar en condiciones de mercado reales sin arriesgar tu capital.
Ventajas y desventajas de utilizar CFDs en el análisis bursátil
A su vez, los CFDs ofrecen flexibilidad y acceso a múltiples mercados, pero también conllevan riesgos importantes. Por eso, debes evaluar sus pros y contras antes de integrarlos en tu estrategia. Aquí los mostramos en una tabla:
Ventajas de los CFDs | Desventajas de los CFDs |
Permiten operar tanto al alza como a la baja | Riesgo elevado por apalancamiento |
Acceso a múltiples mercados desde una sola plataforma | No se adquiere la propiedad del activo. Alto riesgo de contrapartida (que es quien debe pagar las diferencias) |
Posibilidad de diversificación con una inversión inicial reducida | Pueden implicar comisiones, spreads y costes de financiación |
Facilidad de ejecución y liquidez en los principales activos | Necesidad de un control riguroso del riesgo y gestión activa |
Uso en estrategias de cobertura o hedging | Pueden no ser adecuados para inversores sin experiencia |
Compatible con análisis técnico y fundamental | Regulados de forma diferente según el país (en la UE, están sujetos a la normativa de la ESMA) |
En resumen, entender qué es un CFD, cómo funciona y sus riesgos es básico. Son productos muy versátiles y útiles para entrar en mercados con apalancamiento y flexibilidad, pero debes gestionarlos bien. En Openbank te recomendamos formarte, seguir una disciplina de trading rigurosa y conocer en profundidad tanto el análisis técnico como el fundamental.
En Openbank, no ofrecemos productos financieros derivados, por tanto, tampoco CFDs (Contratos por Diferencia). Este artículo tiene únicamente fines informativos y educativos, y no debe interpretarse como una indicación de disponibilidad en nuestra plataforma. Te animamos a explorar las alternativas que ofrecemos y a consultar siempre con especialistas antes de tomar decisiones de inversión.